Durante los últimos aproximadamente dos años, cuando doy o participo en una clase o ponencia donde se habla sobre la inmovilización dorsal, he hecho comentarios sobre las modificaciones o desaparición del uso de las tablas rígidas para la inmovilización de un paciente. Muchos me han criticado y algunos simplemente no me creen. Es evidente que no soy el único que piensa que las tablas espinales son innecesarias en la mayoría, si no es que en todos, los pacientes de trauma.
El uso de las tablas espinales ha sido una costumbre por decadas que tiene mas valor cultural que científico en el ámbito prehospitalario. No se ha comprobado que su empleo tiene un beneficio para el paciente y por lo contrario, si se ha comprobado que tiene consecuencias que corren desde la creación de ulceras por presion hasta la provocación de dificultad respiratoria.
Con esto no estoy diciendo ni proponiendo que retiremos las tablas rígidas de las ambulancias y las desechemos. Simplemente que midamos el riesgo-beneficio de su empleo en nuestros pacientes y que nos basemos en principios cuando decidamos llevar acabo la inmovilización espinal.
A mis colegas que son intransigentes y que se basan en el dogma histórico para tomar decisiones sobre el tratamiento correcto para sus pacientes, los exhorto a que mantengan una mente abierta y a que busquen información basada en evidencia que apoye los procedimientos o tratamientos que empleamos en nuestros pacientes como Profesionales Prehospitalarios.
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